Filosofia del caos

domingo, abril 16, 2006

La ciudad de los idolos

En una sociedad de humanos lo unico que se puede esperar es vivir, no como un gran hombre, solo como un intrumento de todos, algo que se debe moldear para la satifacción de la mayoria, debes ser lo que debes ser, en caso contrario pasas a ser un paria, un indeseable, un horrible error de calculo, debes reformularte y replantearte para que seas aceptado, para que recien puedas ser admirado debes ser lo que quieren admirar y no lo que te hace brillar por lo que eres... en esta sociedad solo triunfa las tinieblas de la ignorancia, no una ignorancia fisiologica, algo mas tragico aun; una ignorancia autoimpuesta, una ignorancia destructiva, donde el bien se define como lo que no destruye al hombre, lo que por corrupto que sea debe existir porque eso hace feliz al hombre, el hombre y su dios conviven de forma siniestra y patetica, uno le pide que no lo deje morir y el otro que lo dejen existir, asi esta convivencia es tan corrupta y sucia, que dios le permite todo lo que el hombre quiere y lo unico que le pide a cambio es su existencia, el hombre solo debe arrepentirse para tener felicidad, el hombre no se preocupa por ser alguno, sabe que el cielo es de él, dios lo ama de una forma descomunal, pervertida, adictiva... y asi el hombre se cree divino, se cree el centro del universo, vive en una ciudad de idolos, donde lo que es, es para el hombre, desde el hombre, hacia el hombre... la tierra desconsolada ve esta relación entre dios, su creador y lo mas sucio que pisa la tierra, el ser humano, ese ser al que el mismo a hecho vivir las mas grandes virtudes, en el que la naturaleza emula, escucharon la naturaleza!... si somos fruto de ella, de ella venimos y en ella morimos... nos sorprendemos cuando vemos que un animal covija a sus hijos, o cuando el afecto entre una manada es hermoso, diciendo que emulan al ser humano, siendo que nosotros venimos de ahi, nuestra pequeña bondad es solo un vestijio de lo que ya existia... asi el hombre se sube a la gran cumbre del mundo, creyendose amo y señor de las cosas, por herencia del propio dios, que el mismo creo... solo somos pocos los que vemos la luz, divisamos la esperanza del hombre, en el hombre, para el mundo, nuestro mundo, donde los grandes seres que quedemos edificaremos el mundo a la antigua usansa, pensando en el benestar del cosmos, y no en el nuestro, como hemos creido con la falsa bondad creada por sus mesias, profetas e idolos... que no le han dejado al mundo nada mas que lagrimas y desolación, la verdad triunfa desde las tinieblas.En la oscuridad de la noche tejere el manto de luz que cubra los pobres corazones de quienes se ocultan en alas de angeles falsos, solo asi destaparan sus ojos y quitaran sus vendetas, porque siempre existe un destino en las palabras, un destino sin sentido para si mismo, pero con un sentido mayor para el resto...